
En 1969 se estrenó en Estados Unidos la película “Fuego”, dirigida por Armando Bó y protagonizada por Isabel “La Coca” Sarli. Unos años después, en septiembre de 1971, la película tuvo su avant premiere en Buenos Aires. Filmada entre San Martín de los Andes y Nueva York, la película (que hoy es encasillada como de “sexplotaition”) sigue la historia de Laura, una ninfómana, y Carlos, el hombre que se enamora y se casa con ella. Sarli ya había actuado en trece películas antes de esta, formando parte de una filmografía que sería considerada como camp y kitsch por la crítica que comenzó a reivindicarla décadas más tarde.
No hay registro de en qué momento exacto ocurrió, pero algún día John Waters, posiblemente en algún cine underground de mala muerte en algún lugar de Nueva York (“a mitad de los setenta” según él), vio una proyección de “Fuego” y quedó maravillado con la figura de la Coca Sarli. ¿Y quién es John Waters? John Waters es un reconocido director de cine trash, representante de la escuela del “Cinema of Transgression” neoyorkino, también escritor, artista visual, periodista y controvertido icono gay, infame por haber dirigido algunas de las películas más perversas que hayan circulado “comercialmente” en el cine occidental. Entre ellas, la más difícil de digerir y por lo tanto más llamativa, “Pink Flamingos” (1972), una comedia de humor negro en la que se puede ver de todo (en verdad, de todo) que circuló de manera semi-clandestina hasta encontrar un público de culto que la ha mantenido proyectada en pantallas de cine hasta el día de hoy.
La protagonista de “Pink Flamingos” (interpretada por la drag queen Divine) fue filmada a lo largo de toda una secuencia reproduciendo una de las escenas que la Coca Sarli protagoniza en Nueva York durante el film “Fuego”. Waters también ha reconocido que ciertas situaciones de su siguiente film, “Female Trouble” (1974), se inspiraron en la filmografía de la Coca, de la que el director neoyorkino también destaca a las producciones “Carne” (1968) y “Fiebre” (estrenada en 1971 en USA y en 1972 en Argentina).
¿Y qué puede tener esto que ver con el destino del mundo (del cine)? Bueno, existen tres desarrollos posteriores que voy a seguir de acuerdo a un orden creciente de importancia. El primero, el de menor relevancia pero divertido de señalar, esta en que la MET Gala de este año, ese glamoroso evento para millonarios en el que anualmente se selecciona una “temática” para ir disfrazado, tuvo como tema el “camp”, estética en gran parte definida por la obra setentosa de Waters, que incluso estuvo referenciada en algunos elementos asociados al evento (incluyendo un adorno de flamencos rosas gigante y emojis de flamencos en las redes sociales). La MET Gala de este año, el evento más glamoroso de la elite norteamericana, tiene una línea directa con Isabel “La Coca” Sarli.
El segundo desarrollo, quizá el más obvio, es que años más tarde John Waters iba a producir, como única película “comercial” de su carrera (su “caballo de Troya”, en sus palabras), el musical “Hairspray” (1988). La película fue escrita y dirigida por Waters, muchos años antes de ser adaptada como musical en Broadway (2002) y muchísimos años antes de ser “actualizada” bajo un remake protagonizado por estrellas hollywoodenses de mucho más alcance en la taquilla (2007). El film de Waters sería el puntapié inicial para uno de los musicales más importantes de fines del siglo XX y, por lo tanto, más influyentes sobre la producción y la discusión cultural.
El tercer desarrollo, quizá el más importante, es la influencia que Waters puede haber tenido sobre la obra de otros cineastas, influencia vehiculizada en parte por su admiración por la obra de la Coca Sarli, que sería constitutiva de la estética y la filosofía detrás de sus largometrajes más conocidos. La influencia más obvia de Waters es sobre la filmografía del director Quentin Tarantino, indiscutiblemente, uno de los más relevantes de las últimas tres décadas, quien además es amigo personal de John. Varios han captado referencias directas en el cine de Tarantino a las películas de Waters: quizás los más notables son cuando la novia de “Kill Bill” (2003) reproduce un dialogo de “Desperate Living” (1977) o la obsesión con la cultura pop de la década de 1950. Siguiendo esta trama, el director Robert Rodriguez, una figura muy cercana a Tarantino, ha sido influenciado por Waters, llegando a proyectar “Spy Kids 4” (2011) con un sistema de “rascar y oler” que fue inventado por Waters para su película “Polyester” (1981). También los ya muy decadentes -por motivos distintos- Tim Burton y Johnny Depp, tienen una fuerte impronta del cine de Waters, teniendo Depp uno de sus primeros protagónicos en la película “Cry Baby”, que también incluye al músico Iggy Pop, otro reconocido admirador de Waters.
A partir de esta influencia sobre Burton y, especialmente, sobre Tarantino, es posible seguir extendiendo la línea artística que comienza en la Coca Sarli. En la práctica, casi todo el cine mainstream actual tiene algo de Tarantino: es, de forma indiscutible, el director de las películas más influenciales de los últimos años (a pesar de que estás sean, en buena parte, un pastiche de otros autores). Solo con mirar los directores de blockbusters de presupuestos multimillonarios estrenados en los últimos años podemos ver la influencia de Tarantino: Christopher Nolan, James Gunn, Guillermo Del Toro, etc.
“No se preocupen, es un film hetero”(1) comienza aclarando John Waters en una emisión de su ciclo “John Waters Presents Movies That Will Corrupt You“. “(…) Un film hetero que maravilla al público gay: tetas enormes, una canción ridícula, lesbianas políticamente incorrectas, lo tiene todo. ¿Ustedes creen que la gente gay está loca por el sexo? Esperen a ver lo locos que pueden llegar a ponerse los heterosexuales” explica Waters al introducir la película “Fuego” para una emisión dentro del ciclo producido por un canal LGTB norteamericano en el 2006. Waters procede a leer críticas contemporáneas sobre la actuación de la Coca Sarli y asegura estar obsesionado con ella, para luego mostrar que posee un libro titulado “El cine de Armando Bo” que consulta cuando necesita inspiración, aunque no sepa leer español. Entre comparaciones a Sophia Loren, John Waters cuenta orgulloso que Isabel Sarli “está viva al día de hoy, muy viva” y es aclamada en todo Sudamérica: “she’s still glamorous, if not startling, and awaiting your further admiration”(2). En un momento se pregunta: ¿ya no las hacen más de esa manera, no es así?
Probablemente el ejercicio que traté de realizar en estos párrafos sea muy objetable. Busqué valorizar la figura de la Coca Sarli para enlazarla torpemente con la obra de hombres blancos millonarios en vez de reflexionar sobre, no sé, su impacto en el cine argentino moderno, sus posibles lecturas desde el feminismo (al menos de esto puedo excusarme con argumentos de epistemología standpoint diciendo que no me corresponde) o repasando los esporádicos encuentros de Isabel con la política nacional y popular.
Después de todo: ¿Por qué la Coca Sarli tiene que cambiar el “mundo”? Desde el lado pesimista: ¿No resulta una evocación banal y provinciana regodearse en que la obra de un oscuro director trash produjo influencias que pueden rastrearse en una genealogía que termina en una actriz erótica argentina? Desde el otro lado: ¿No alcanza con que la Coca Sarli haya sido un símbolo para millones de argentinos, hombres, mujeres, heterosexuales y personas de la comunidad LGTB? ¿No alcanza, incluso, apenas el haber sido el amor incondicional de Armando Bó? ¿No alcanza con que la Coca Sarli haya sido la Coca Sarli?
Sinceramente, no lo sé. Quizás tan solo quise una excusa para escribir un texto de coyuntura o busqué promocionar mis gustos (Tarantino, Waters) a través de la figura de Sarli. O viceversa. En verdad, me arrepiento de toda la lógica que apliqué para formular este texto, pero ya es demasiado tarde. Tampoco es que me voy a poner a pedir perdón por haberles hecho perder el tiempo leyendo algo tan intrascendente y con lo que creo que apenas concuerdo.
Al fin y al cabo: ¿qué pretende de mí?(3)
(1) Pueden ver la secuencia de introducción y cierre que John Waters grabó para “Fuego”, acá: https://www.youtube.com/watch?v=GAkMyj9_v2Q
(2) Tiempo más tarde, en una edición del BAFICI, John Waters y la Coca Sarli tendrían la oportunidad de conocerse. Googleen.
(3) La famosa frase “¿Qué pretende usted de mí?” no es dicha por la Coca Sarli en “Carne”. Googleen.
[…] película de Yorgos Lanthimos. La idea era retomar la exposición sobre John Waters que hice en el texto de la semana pasada y utilizarla para plantear que “si John Waters dice que “Hairspray” es su caballo de Troya, […]