Por Pablo Americo
Hace unas semana, la plataforma de streaming Disney+ (aún no disponible en Latinoamérica) estrenó un remake de Mulán con un guión regurgitado por focus groups, mientras que Amazon Prime hacía lo suyo con el lanzamiento de la segunda temporada de The Boys (que comentamos aquí el año pasado). Por su parte, la oferta más fuerte de Netflix dentro del menú de binge-watching pandémico semanal fue la película I’m Thinking of Ending Things, escrita y dirigida por Charlie Kaufman, una adaptación de la novela homónima de Iain Reid. Si no lo conocen, Charlie Kaufman es el guionista de las ya clásicas Being John Malkovich (1999), Adaptation (2002) y Eternal Sunshine of the Spotless Mind (2004), así como el guionista y director de las excelentes Synecdoche, New York (2008) y, mi favorita personal, Anomalisa (2015).
Sin entrar en detalles sobre la trama1, podemos decir que “Pienso en el final” es una película que trata sobre la memoria humana, el tiempo, el sentido de la existencia, y las relaciones humanas, todos temas que Charlie Kaufman ya ha abordado, de uno u otro modo, en sus anteriores trabajos. La película ha sido descrita como surrealista o de horror psicológico, y muchos van a decir que es lyncheana, el lugar común para describir lo “raro” en el cine contemporáneo. Pero lo que Kaufman nos presenta no está construido con recursos lyncheanos. En contra de la tradición lyncheana, los hilos están demasiado expuestos, el intertexto se torna más explícito con cada conversación de la pareja protagonista (interpretada por los excelentes Jessie Buckley y Jesse Plemons) y la película deja demasiadas pistas y elementos para que los espectadores le encuentren una razón de ser bastante cerrada. Esto, en parte, es por una decisión estilística de la película (que, con todas sus rarezas, se adapta perfectamente al formato spoiler de la producción mainstream actual), pero tiene, también, rasgos propios de su autor: mientras que David Lynch es un hombre de cine, Charlie Kaufman es un hombre de literatura.
Retrocedamos un poco. Cuando, en el año 2016, Bob Dylan ganó el Premio Nobel de Literatura, muchos se preguntaron: ¿y ahora qué? ¿Cuál es el límite entre lo que consideramos “literatura” y otros formatos de texto? ¿Puede un guionista de cine recibir un Nobel de Literatura? Ciertamente, Charlie Kaufman no puede y no debe recibir un Nobel de Literatura. Pero es posible que su producción sea una de las que más expone los límites porosos entre el cine y el texto. Desde Adaptation, cuya historia comienza con el intento de un guionista por adaptar una novela al cine, pasando por Synecdoche, quizás la mejor representación realizada del dilema borgeano sobre el mapa y el territorio, hasta este último trabajo, los guiones de Kaufman están poblados por cuestiones, recursos y planteos que son más comunes en la novela del siglo XX que en el cine contemporáneo.
En este sentido, aunque se puede criticar la obviedad de los elementos, y la sensación de que uno está viendo una película que se esfuerza demasiado por mostrarse compleja, mientras desarrolla una trama relativamente simple, es posible que la mayor riqueza de I’m Thinking on Ending Things se encuentre en su contenido intertextual. Las disertaciones sobre un ensayo de David Foster Wallace (“Suicide becomes the story” reflexiona uno de los personajes sobre la biografía del autor), la crítica a una lectura vulgarizada de Freud, la inserción de una película ficticia de Robert Zemeckis (¡con créditos y todo!) o la cita encubierta a un discurso de “A Beautiful Mind” sobre el final de la película, entre otros, pueden parecer momentos de pastiche forzado, pretencioso, o ser leídos como una prueba más dentro del caso que la película quiere presentarnos: el tiempo y el ser son constructos sociales.
A pesar de que la película tiene una fotografía muy cuidada y que los pequeños giros, cierta dosis de suspenso, y el ordenamiento de la historia en una serie de segmentos en locaciones diferentes la pueden hacer bastante placentera de mirar, uno (o al menos yo) tiene la sensación de que todo funcionaría mejor como un texto. Puede que eso tenga que ver con que la película es una adaptación, pero creo en verdad está conectado con la trayectoria de su director como guionista, el hecho de que la película fue escrita mientras Kaufman preparaba su novela debut (“Antkind”, publicada este año), y la existencia de una serie de temáticas presentes en su obra que parecen más influenciadas por la “literatura” que por el “cine”. Puede que “I’m Thinking on Ending Things” no sea la mejor película en la carrera de Charlie Kaufman, pero es factible que, leyéndolo en papel, se trate de uno de sus guiones más bellos. Puede que muchos de los problemas existenciales, sobre el tiempo y la memoria, que, a primera vista nos plantearíamos como una reflexión sobre la condición humana, sean, también, una reflexión sobre la condición del autor y sobre la condición del texto, sobre los posibles desvaríos de la ficción, sobre el ejercicio consciente de construir un tiempo inexistente sobre caracteres, sobre cómo todo ejercicio de imaginar (incluso lo autobiográfico) es también un modo de negar la importancia de lo dado. O puede que no.
Más allá de eso, y aunque seguramente críticos de cine y pensadores más agudos ya hayan abordado este tema de manera más profunda, Kaufman, voluntariamente o no, nos invita a ser conscientes del aspecto textual del cine. No solo de la imagen como texto, de la hermenéutica de la fotografía, sino del guión como texto, y las posibilidades de concebir un guión como una pieza de literatura. “I’m Thinking of Ending Things” nos abre la puerta a pensar que interpretamos nuestra existencia, nuestro tiempo, pasado y futuro (ya sabemos que el presente no existe), como si fuese un texto que solo conocemos nosotros mismos.
Es factible que, en este sentido, Charlie Kaufman no sea el mejor director de cine, pero quizás sea uno de los más relevantes.
1 Sin entrar en detalles sobre la trama, quiero recomendar “Relic” (2020), una película de terror australiana que, superficialmente, aborda algunos temas en común con esta película (la demencia y el Alzheimer, el envejecimiento de los padres, la memoria de las edificaciones, etc.)